Thursday, March 29, 2007

viernes 30 de marzo

El ritmo de las palmadas marca el paso. Protegidas por los telones del anfiteatro, las bailarinas siguen el ritmo con sus cuerpos. Ensayan las niñas, las muchachas que han hecho el milagro que tanto Holguín había anhelado: ¡un ballet!

Todavía no estrenan grandes clásicos, pero más de una se ha visto en sueños presa de la locura de Giselle, o envueltas en las plumas del cisne.

Tiene aún que crecer este Ballet de Cámara, pero ya alegra la vida de quienes espiamos por las cortinas y observamos, maravillados, cada giro, cada salto.

Lástima que Holguín no tenga aún un teatro que ofrecer a su ballet.

miércoles 28 de marzo

No podía ser de otra manera. Los grandes artistas son como los héroes. El pueblo los quiere, los admira, los respeta; el pueblo los abraza y allí, entre sus brazos, se hacen inmortales.

Para el Guayabero no podía ser de otra manera. El hasta siempre fue un mar de personas coloridas, de edades diferentes vestidas de uniformes escolares, flamantes doctores, regios oficiales, alegres jóvenes, sencillos obreros y humildes amas de casa.

Diríase que la música fue el centro de todo. Brotó de los instrumentos de la banda de conciertos que como él, nació de lo más noble de este Holguín. Surgió de las gargantas de los integrantes de un Orfeón mucho mayor, porque cantó a quien supo hacerlo con voz de pueblo. Música fueron el vuelo de las campanas de la parroquia mayor y los aplausos.

Jóvenes músicos llevaron las flores que vinieron de todas partes del país, y viejos músicos: Eliades Ochoa, Pancho Amat, Cándido Fabré, Tiburón Morales, amigos todos; despidieron al Juglar mayor.

Como a los héroes, y al ritmo de las canciones que nos deja como legado, el pueblo holguinero dijo hasta pronto al Rey del doble sentido y le agradeció con una risa cómplice, el haber estado entre nosotros. ¡Santa Palabra!

Wednesday, March 21, 2007

miércoles 21 de marzo

De cómo despierta la ciudad pudieran escribirse cientos de cosas. La ciudad tiene mil rostros al despertar.

Cada persona que sale a la calle es como un movimiento lento, de esos que sacuden la pereza de las sábanas. Cada gato que regresa a su hogar (aunque su verdaero hogar es la noche), es como un bostezo. Y mientras los rayos del sol poco a poco van calentando las gotas de rocío que quedaron atrapadas en las telas de araña del alumbrado público; la ciudad calza sus alpargatas, se lava el rostro, y echa a andar.

Wednesday, March 14, 2007

miércoles 14 de marzo

Se levanta cada mañana como todo el mundo, y como todo el mundo sale a vivir el día. Nada lo diferencia de los otros que esperan la llegada de una guagua para ir al trabajo. Su rostro se confunde con el de ellos, aunque su nombre sea bien conocido; es uno más entre la multitud.

Si algo lo distingue quizás, son sus ojos. No hay fuerza externa capaz de apagar la mirada inquisidora de un periodista, ni siquiera el tiempo. Lo digo con propiedad, porque he visto muchos longevos colegas que conservan en sus ojos un brillo especial; uno que viene de esa necesidad infinita de conocer, de estudiar la realidad. Cuando se lleva bien adentro la profesión -o el oficio para no entrar en contradicciones- se aprende a cada instante y no se envejece, solo envejece verdaderamente aquel que muere dentro.

Quienes lo conocieron de niño saben que siempre fue el inconforme, el preguntón, y a la vez el primero en ayudar, en reconocer sus errores, en elogiar las cosas buenas.

Y con los años, a fuerza de vivencias y libros, se le va templando el carácter y acrecentando la imaginación; porque el periodista, como el escritor, también necesita de mundos paralelos, mundos llenos de palabras y colores con los que luego pintará el mundo real para que los demás reparen en él, en las pequeñas cosas habituales y las miren como si fuera algo nuevo, desconocido.

Arden en su pecho las palabras de Martí, las asume con el compromiso de honrar a quien fuera un excelente periodista y de respetar a quienes dirige su trabajo: “No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afectos o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos; tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas felices, someterlas a consultas y reformarlas según ella; tócale en fin establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete. Tiene la prensa periódica altísimas visiones: es la una explicar en la paz y en la lucha fortalecer y aconsejar…La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante: es proposición, estudio, examen y consejo”.

Por ello, se haya graduado o no con ese título, el periodista sale a la calle y vive el día como los demás, con sus altas y bajas; es, tiene que serlo, un hombre de su tiempo. Sobre sus hombros siente feliz el peso, la responsabilidad de promover el cambio, y cada mañana se lanza a la aventura, siempre con el espíritu de construir un mundo mejor.

Tuesday, March 06, 2007

martes 6 de marzo

La música y las artes plásticas se dieron las manos para abrir paso a la literatura. Así comenzó en Holguín la decimosexta edición de la Feria Internacional del Libro, con la magia de los pinceles de Cosme Proenza hecha realidad en el traje de la Cecilia Valdés que interpretara Liudmila Pérez del teatro lírico Rodrigo Prats.

Y detrás de los artistas fue el pueblo, ese que verdaderamente inaugura. Ungiendo con sus ansias de un libro cada stan, kiosco, tienda.

La tarde de ayer fue una tarde de versos e historias. La eterna Dulce María Loynaz se mezcló con los más jóvenes narradores y todos habitamos en un mundo que bien pudiera llamarse Garabulla, o el país de Alicia.

Los más chicos buscaron hasta tarde sus personajes favoritos, los adivinaban tras la carátula de este o aquel título; sabían que serían grandes amigos una vez que abrieran las páginas.

Cuando yo tenía tres años no existía este carnaval de libros, esta puerta abierta a la imaginación de otros que tanto hace crecer la nuestra. No existía, pero igual me seducían las aventuras de un travieso gatico llamado Minú, igual quería descubrir cómo había sido el hombre de la Rosa Blanca cuando, como yo, había muchas cosas que no podía hacer solo.

Pero aunque comencé a leer temprano muchas veces el cansancio cotidiano me ha impedido viajar libre hacia esos otros sitios, ser esas otras personas. Por eso a veces siento que me falta tiempo, que hay tanta sabiduría en los libros que no puedo retener; sin darme cuenta que no se trata de poseerla, sino de vivirla.

Hoy mucha gente sale a la calle a buscar, como alguien dijo una vez, alimento para el alma. Tal vez algunos de esos amigos que esperaban impacientes para contarnos su historia, duerman por mucho tiempo en un estante, víctimas del snobismo, o de los que como yo, a veces nos inclinamos hacia delante por el peso de la gravedad. Pero serán muchos más los que salgan del papel a poblar el mundo, y crecerán los versos en los pechos de los hombres, y también ellos se empinarán hasta sentir, que pueden tocar el cielo.